viernes, 21 de diciembre de 2012

WHATSAPP

Estábamos con el sigilo irrenunciable de los ismos
cuando el transparente mazo dio su hora
al honorable Doktor y chapoteé en el jugo
de los globos oculares, del cerebro como unos dibujos
animados fracturados a la altura de las cervicales...
¡Cuánto amasteis al Pelícano de Maldoror! Yo tomo nota.
Escribo esta milonga hueca que alguien tiene
que desbaratar: hoy sangran mis axilas, sí,
mañana pueden ser las vuestras. Lo recuerdo entero,
lo recordaré [más propiamente hablando] mientras raspe
la genealogía intrusa de los asesinos o la mierda
sonriente [emperatriz de los emoticonos]
se me tergiverse atroz y encandilada por los humos
del teclado con el que a vosotros me encomiendo y os confío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario