miércoles, 26 de diciembre de 2012

SEÑAL Y COPYRIGHT

La pictórica cobarde del insomnio machacaba
a Charlie Baudelaire balanceándose entre las parisinas
gárgolas y el néctar de los homicidas. ¿Los archivillanos?
¡Qué gandules! Huyen del tesón del fuego referido
a una intrincada pose negra de navajas y grilletes...
Charlie les acosa con el corazón de un dálmata
sediento [heraldo de pureza incestuosa] y habla
[me habla a mí] del riesgo de crecer absorto y cotidiano,
preso en torniquetes cada uno de los cuales
es la única explosión legible que se admite por el Siglo.
Hemos de seguir aquí, lamenta en la cornisa acuclillado
desde dónde debe planear, a ciencia cierta,
a otra cornisa y crudo, muy crudo, desascender:
no hay más remedio [es poesía] ante el muñón
que se concede como asfalto y pusilámine secreto.

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