lunes, 17 de diciembre de 2012

CREEPING COASTLINE OF LIGHTS

Tras la perpendicular va el hielo, brama el impasible
negociante del milagro: un niño de colmillos
[es colmillo cada codo, cada párpado de su sentencia]
va en persecución de los tres Magos y supura
los pecados que me hará regurgitar en el poema
mientras caen evangelistas de mil ojos hechos pan.
¿Quién nos prepara? ¿Somos recipientes de la hez
de Dios [el Megaterio de la Espléndida Sabiduría
accidental] y nos sentamos constriñendo el cáliz
del pulmón del crooner que el invierno invita
a convocar? Por decir algo. La gramática
habitante de derrotas es numérica y muy rencorosa,
no olvides al verdugo: brizna de cadáveres tan poderosos
que no había otro remedio. Escucho
ya acatarse la mortífera, la libre asociación de ideas
[todo lo que duele es épica y busco su luz,
un lánguido sulfuro] en lo que fueron las ciudades
corrompidas por el Salmo que echa a andar
hacia el perplejísimo Occidente que le resta.




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