La violencia neta pace acaloradamente
en el discurso. Dentro de diez años nadie
se recordará de qué era un #hashtag
y poemas como este vibrarán con la remota
ubicuidad de lo desdicho [inversos
al Amor, no prevalecen cancerberos
sometidos a su anécdota], ya haciéndose
pronósticos o ciega tolerancia cuando Heidegger
se reconcilia con Celan en la escenografía
que trazaron las groseras glosas de paliques
subsistentes [cuánto mal nos explicamos]
para cercenar el mapa contenido por los hielos.
Todo puede ser. Es manejable. Es mágico
como la magia del silenciorruido y de los asesinos.
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