He vivido los jaikús del sílice y el cromo.
Su mordisco afectuoso entre las teclas, ese espacio
de metáfora y pelusas jamás exploradas.
El interlineado literal. En serio. El Agujero
si permite respirar al tacto de un silencio
[ahí hágase la Exclamación] que todo lo viviente
se merece revivir.
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