jueves, 17 de enero de 2013

MACHINATIO VITAE

El universo brota. Así de simple. Mark
Schultz le puso nombre [el Xenozoico]
y lo pobló de ingentes dromeosaurios y motores
de metano a los seiscientos años transcurridos
desde el Cataclismo. Yo lo conquisté
para el Amor. O eso creía, porque ocurre
que el Amor es tan fiable como los vinilos
estampados en la loza, y el rencor, inevitable.
Me apodero de epopeyas no conclusas.
De mujeres que aborrecen la virilidad
mal entendida. Del trabajo de la tinta
en un tebeo blanco y negro con dos ojos
devolviéndome el envite por encima de las nalgas...
Soy colono en el el dolor ridículo de fondo
que me niego a concederte [justo así se hará],
bajo el montante de los lentos equilibrios
que el reducto juega a consumir de nuevo.

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