domingo, 11 de noviembre de 2012

PICNIC

Yo también he sido joven (y quise matar).
Yo he leído las palabras del arquero
traducidas por un jesuita anciano que a su vez
fue trasvasado al castellano de las ediciones
de bolsillo y supe el dios, la guerra,
mi deber hincado en la coraza de algún coronel
foráneo cuyo auriga era de viento. Hoy
sentémonos en las cenizas y el rigor
atraiga las caricias como un cepo
a la memoria que no ha sido ni será. Yo pienso en ti
como otros hombres piensan en su muerte.
Esto elegí. Postea ahora mi cochambre de guerrero,
apiádate, apuñala o hazle guiños al menú de huesos
y confiésame de aquella vez a punto
que pudiste, casi, demorarte en el cuchillo
y yo te ame por mentir así mi pulso en los metales
de los largos párrafos heridos por el átomo.

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