«Bienvenidas
a la entraña de la bruja», rasga
mi
anamnesia ante los fiordos, tantas fotos
venenosas
como un corazón tres días en el fuelle
porque
el tres es siempre suficiente y es lección
cuando
sonrío al vidrio del asiento, el primer ferry
de
la madrugada, y aparecen jibias, calaveras, cohesión
entre
los rostros del anciano trovador que esgrima
tus
cabellos de segunda hija derrotada, ¿ves?,
la
madre en la melé terrible de los botes bajo luz
huraña
que no acierta (ni desea) a poseerse
cuando
los combates son lo nuestro, tomo notas
desde
la escatología adolescente del que viaja
y
es posible mi caligrafía sea, en sí, Pohjola,
aún
los pájaros vengándose legañas
desde
el hierro en que consistan esqueletos
de
este lapso sin apenas poso entre los héroes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario