sábado, 20 de abril de 2013

I WISH I WAS A NEUTRON BOMB

Le hablaba a mi editor de las Hipérboles Geológicas del Pánico.
De ese silencio neto que encapsula los renglones para que
se desparrame el costumbrismo o la mediocridad
por nuestras páginas y luego así os restalle la sorpresa
de un adverbio de tres filos. De la sinestesia fluorescente
entre las babas del rapsoda que no coge la postura buena
para dormitar y araña su nostalgia improcedente en duermevela.
Le decía que jamás me sonreirán los dioses [sus tentáculos
de esparto y pálidas esdrújulas]. Que nada sé
de las cobardes musas como muñecas matrioskas
que parasitaran los callados úteros de sus propias y calladas madres.
Le decía, sobre todo, que ahora estoy aquí
y que por supuesto [por sí acaso] todo llegará. Que, por ahora, nada más.

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