Tú no sabes nada de los dioses. Pero estás en tu derecho
de embrocar una somera luz que aquí te sustituya.
No pretendas ser amable. Quien recomendó la mandedumbre
yace [con los filos] entre la metástasis tentacular sin Tiempo,
sin palabras gruesas de las que el escritor se enrogullece
[vagamente] como los profetas del Invierno Termonuclear [del todo]
en la película secuencias antes del fundido en blanco.
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