lunes, 28 de octubre de 2013

LO ESCLARECIDO

Espejo: el furioso aliciente de una epístola en Telecaster
rescinde acumulada tu cartografía novia
y se resbala más allá de perennes ejemplos
cuyo párpado lacra este perímetro o summa agotada  
cuanto me ha enloquecido —jura si quieres— como a un segundo
[tirador
al que abochornara la referencia de Dallas
en la trasera de un auto presidencial y mi viuda a la vez
retomara la hacienda del alarido de plomo hallado en la nuca
dominio es ahora el nombre de la cicatriz— por su desbarre
que ensambla el fusil o sobrevuela/subcava un esbozo
agazapado ante los ejercicios de quintas y numerales
parvoesqueléticos que insinúo ya pelen mi mandíbula insigna
si por supuesto la estrofa es posible también y —no desesperes—
corrige junto las zarigüeyas cada lugar de siembra
propuesto el funámbulo falansterio pues consiste en mi precocidad
tan así decidida —derrama si quieres— que prevaleceré al sol
bocabajo averiguando qué ritmo qué ritmo
qué ritmo finiquita esta eminente prosodia tras abrir.  


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